Uno de los primeros propietarios  de tierras Coahuilenses, fue el capitán Francisco de Urdiñola, cuyas  propiedades a finales del siglo XVI, abarcaban todo el sureste de  Coahuila, con excepción de algunas porciones del valle del Saltillo.  Posteriormente sus propiedades se fueron acrecentando hasta llegar a  convertirse en un gran latifundio que por su extensión fue considerado  como uno de los mas grandes del mundo, y abarcaba al norte hasta Cuatro  Ciénegas y Castaños, al sur hasta los límites con Zacatecas, incluyendo  las haciendas de Bonanza, Cedros, Mazapil y Santa Elena por el poniente  hasta los límites de Parras y al oriente hasta los límites de los  actuales estados de Coahuila y Nuevo León. Fue hasta 1731, que las  tierras de La Laguna, -que alcanzaban hasta el partido de Mapimí-  pasaron a formar parte de dicho latifundio. 
En el año de  1583, Urdiñola adquirió la estancia de San Francisco de los Patos -hoy  General Cepeda- . En 1589, adquirió Castañuela y a finales de siglo XVI,  compró la hacienda de Parras -después hacienda del Rosario ó de Arriba-
En el año de  1591 Urdiñola recibió la comisión del virrey Luis de Velasco para  trasladar 400 familias tlaxcaltecas hacia las poblaciones del norte de  la Nueva España. Al Saltillo llegó con setenta y una familias y  dieciséis indios solteros tlaxcaltecas el 2 de septiembre de ese año, y  adjunto a dicha villa, fundó el 13 de Septiembre de 1591 , el pueblo de  San Esteban de la Nueva Tlaxcala, situado al poniente del Saltillo y  separado de ésta por lo que hoy es la calle de Allende.
Urdiñola llegó a  la Nueva España entre los años de 1572-1576 . Al principio fue soldado  del capitán Alfonso López de Lois y el 26 de junio de 1846, se casó en  Nieves Zacatecas con Leonor López de Lois, hija del mencionado capitán.  En 1594 fue acusado de haber dado muerte a su esposa por envenenamiento y  estuvo sujeto a proceso por la Real Audiencia de Guadalajara desde ese  año hasta 1599 en que se le absolvió.
Urdiñola tuvo  dos hijas, María e Isabel , aunque se habla de un hijo varón de nombre  Antonio que se trasladó a España en donde murió. María fue casada con el  oidor de la Audiencia de la Nueva España, Pedro Suárez de Longoria , en  tanto que Isabel casó en primeras nupcias con don Luis de Alcega  Ibarguen, caballero de la Orden de Alcántara y gobernador en un tiempo  de la Nueva Galicia.
Francisco de  Urdiñola fue gobernador de la Nueva Vizcaya de 1603 a 1613. El 16 de  junio de 1617, dictó su testamento y al año siguiente el 4 de marzo de  1618, estando gravemente enfermo, dictó un codilicio -disposición de la  última voluntad que puede otorgarse en ausencia de testamento o como  complemento de él-, lo que hace suponer que haya fallecido en esos días.  En dicho testamento claro está, que incluyó la totalidad de los bienes,  entre tierras, haciendas, minas, ganado, casas habitación, etc. La  heredera principal de Urdiñola fue su hija Isabel, que una vez viuda de  don Luis de Alcega, casó con don Gaspar de Alvear y Salazar, caballero  de la Orden del Santiago, secretario del Santo Oficio y gobernador de la  Nueva Vizcaya después de Urdiñola.
Del primer  matrimonio de Isabel hubo dos hijos, Diego y María. Ambos nacidos en Río  Grande. Diego murió en Parras muy joven y María se casó con el general  Luis de Valdés, caballero de la Orden de Santiago y vocal del Consejo de  Guerra de los Estados Flamencos, quien fungió también como gobernador  de la Nueva Vizcaya en los años de 1642 a 1649. Año este último en que  se fue a radicar a Patos.
Del matrimonio  de María de Alcega y Urdiñola con don Luis de Valdés, nació en 1645  Francisca de Valdés Alcega y Urdiñola, -bisnieta de Francisco de  Urdiñola-, quien se casó en primeras nupcias con don Martín de San  Martín, contador de azogues y tributos de la Nueva España . Muerto éste,  contrajo nuevo matrimonio en 1667 con don Agustín de Echeverz y Subiza.  El matrimonio de doña Francisca y don Agustín se trasladó a España en  1682, año en el que el monarca Carlos II “El Hechizado” le concedió a  Echéverz el título de marqués de la jurisdicción y señorío de la pequeña  villa de San Miguel de Aguayo en las montañas de Burgos. “en premio a  su valor y celo, prudencia y brillantes servicios hechos en servicio  (sic) de Dios y de la Corona ” ; título por el cual pagó 562 mil  maravedíes y otro tanto por el derecho de sucesión.
Sin embargo en  1684, don Agustín regresó a la Nueva España para hacerse cargo del  gobierno del Nuevo Reino de León en donde estuvo hasta 1687 en el que  con licencia dejó el cargo para retornar a España porque doña Francisca  estaba enferma de gravedad. Tiempo después muere en España don Agustín  de Echeverz y Subiza, primer marqués de San Miguel de Aguayo y Santa  Olalla en el año de 1699 , sobreviviéndole su esposa Doña Francisca  quien volvería a la Nueva España años después.
 fue doña Francisca de Valdés  Alcega y Urdiñola bisnieta de Francisco de Urdiñola , quien se caso por  segundas nupcias en 1667 con don Agustín de Echeverz y Subiza, a quien  el monarca Carlos II “El Hechizado” le concedió el título de Marqués de  San Miguel de Aguayo y Santa Olalla, siendo este el primer marques de  que nos habla la historia.                   
Doña Francisca y  Don Agustín procrearon a Ignacia Xaviera Echéverz y Valdés, quién nació  en Patos en 1679. Dicha señora tuvo tres matrimonios, el primero con  Francisco de Sada y de Garro Navarra Javier Alarcón, vizconde de Molina y  tercer conde de Javier, con quién procreó una hija de nombre María  Isabel Aznares de Sada y de Echeverz. Después casó con Pedro Enríquez de  Lacarra, segundo conde de Ablitas, vizconde de Valderro y Espleta. Y su  tercer matrimonio fue con don Joseph de Azlor y Virto de Vera,  caballero mesnadero de Aragón, gentil hombre de la Cámara de su majestad  y Mariscal de campo de sus reales ejércitos; matrimonio llevado a cabo  en Pamplona el 26 de abril de 1704. En el mundillo social de la época se  decía que ella era el marqués y él la marquesa por el origen del  título, convirtiéndose ambos en los segundos marqueses de San Miguel de  Aguayo y Santa Olalla
En 1711 los  segundos marqueses Ignacia y Joseph en compañía de la viuda de Echéverz,  doña Francisca, regresaron a su hacienda de Patos , y don Joseph de  Azlor fungió como gobernador y capitán de la provincia de Coahuila y  Texas de octubre de 1719 a octubre de 1722. En 1724, el matrimonio se  trasladó a la ciudad de México en donde permanecieron hasta 1733, año en  el que retornaron de nuevo a Patos.
En 1731 estando  en México el segundo marqués de Aguayo logró adquirir las tierras de La  Laguna que llegaban hasta el partido de Mapimí. Don Joseph de Azlor  murió el 9 de marzo de 1734 y fue sepultado en la capilla de San  Francisco Xavier en el templo del Colegio de la Compañía en Parras. Allí  mismo fue sepultada en 25 de noviembre anterior la marquesa doña  Ignacia Xaviera. 
De este  matrimonio hubo dos hijas: doña María Josefa y doña María Ignacia de  Azlor Echeverz. La primera de ellas casó con don Francisco Valdivieso y  Mier, conde de San Pedro del Álamo en 1735, cuya boda se efectuó en el  Santuario de Guadalupe de Parras. “Matrimonio que significó la fusión  mas espectacular de la antigua y nueva riqueza de la época”.
Maria Josefa y  Francisco se convirtieron en los terceros marqueses de San Miguel de  Aguayo y Santa Olalla . Para don Francisco este fue su segundo  matrimonio ya que anteriormente fue casado con doña María Luisa Sánchez  de Tagle, quien murió en 1727. Por su parte doña Ignacia se trasladó a  España y se interno en el Convento de María de Tudela, Navarra; y  regresó a la Nueva España como religiosa de dicha orden y fundó en  México el Convento de Nuestra señor del Pilar, conocida como La  Enseñanza.
El cuarto  marqués de Aguayo fue don Pedro Ignacio Valdivieso y Azlor, hijo de  Francisco Valdivieso y de Josefa de Azlor . Este fue casado primero con  doña Gertrudis Sánchez de Tagle y después con doña Ana Gertrudis Vidal y  Lorca con quien procreó trece hijos. En 1811, don Pedro fue acusado de  participar en una conspiración dirigida a tratar de liberar a Hidalgo  por medio del secuestro del virrey Venegas, sin embargo todo quedó en  eso sin consecuencias mayores y el virrey Calleja lo absolvió de toda  culpa.
A don Pedro mas  que nada se le vinculaba con aquella organización secreta  independentista que comandaba Ignacio López Rayón, llamada los  Guadalupes. Ya en este tiempo el marquesado de Aguayo estaba en plena  bancarrota la cual se acrecentó con la guerra de Independencia y don  Pedro se declaró en quiebra en 1815. Logrando sobrevivir hasta el 10 de  octubre de 1820, fecha de su muerte.
Como quinto  marqués figuró don José María Valdivieso Vidal y Lorca, hijo de don  Pedro Ignacio, casado primero con Teresa Zagarzorrieta y después con  Antonia Villamil Rodríguez de Velasco -la famosa “Güera Rodríguez-. El  27 de septiembre de 1821, don José María fue uno de los signantes del  Acta de Independencia.
Con los cambios  políticos habidos en el país, en 1824, se empezó a desmembrar aquel  inmenso latifundio y las propiedades fueron divididas entre el quinto  marqués José María Valdivieso, la condesa de San Pedro del Álamo y nieta  del cuarto marqués don Pedro Ignacio, doña Dolores Valdivieso y los  acreedores del marquesado.
El 9 de  septiembre de 1825, se firmaron las escrituras en donde se vendían las  haciendas de Patos, Parras y Bonanza, la de Cuatro Ciénegas, los 127  sitios de La Laguna y la viña del Rosario de Parras a las casas inglesas  que figuraban como acreedoras del marquesado Baring Hermanos y Cía, y  Staples y Cía; empresas que vendieron posteriormente las propiedades a  la familia de los Sánchez Navarro.


































